sábado, 30 de diciembre de 2006

Lo indispensable para aligerar la vida



El texto que acá reposa es el último manojo de tierra en la maceta. Ya no habrá otro que mi mano le arroje. No se cansó de hacerlo, las cosas sólo pasan. Así le retribuyo un poco a esta planta los días y noches que me acompañó y oxigenó el alma, al mismo tiempo que la dejo para que otros la rieguen y la saquen al sol. Ellos sabrán hacer bien su tarea. Les confío sus flores futuras. Las veo bellas, muy bellas. Se lo merece. Sirvió mi tierra. O tal vez, sirvió la de ellos al remover la mía ya tan estéril, algo muy triste para mí pero que a la larga sabré soportar. Si algo me enseñó esta planta fue a soportar sin rencor pero sin torpeza. Ya luego sabremos, cuando el tiempo disponga, qué diablos ha pasado con nosotros. A dónde nos sacudió la vida. Con quién y cómo.


Medellín, 12 de Junio de 2005 *

Te saludo mi pequeña.

Ya ha pasado el tiempo de los pensamientos feroces, y vaya si las cosas toman una nueva envoltura. He vuelto a mis pretéritas labores de jardinería: riego las orquídeas sagradamente todas las mañanas, sin afán. Es como si la tristeza se hubiese enfadado conmigo y hubiese decidido buscar nuevos aires quién sabe en qué otro corazón. Esperemos que se demore lo suficiente como para que las orquídeas maduren, porque sin duda volverá.

Por el momento, a pesar de nuestros caminos desviados, sin esperanza a que se vuelvan a cruzar ya nunca jamás, me siento tranquilo; casi feliz. Me he puesto a pensar en estas noches de insomnio prolongado, mientras la sutil lluvia de estas madrugadas golpea rítmicamente el techo de mi desnuda habitación, la razón de este cambio de ánimo tan radical, y no se me ocurre otra cosa que ligarlo con la felicidad enorme que me produce saber que he experimentado, como pocos, ese hormigueo subiendo por mis pies y acentuándose en mi vientre cuando te veía. Dicen algunos que eso debe ser el amor. Yo digo que es un malestar necesario para entender gran parte de la vida. Un malestar que posiblemente nunca hubiese podido sentir sin tu generosa ayuda y que de alguna manera, ha justificado mi vida misma.

Me gustaría relatarte lo que experimenté un día antes de conocerte (sin duda conociendo vos sus pormenores entenderás mucho más lo que has significado para mí), un día que daba fin a una semana de trabajo arduo y de pocos incentivos. Recuerdo que el último trayecto hacia mi casa lo hice luchando contra el cansancio y el miedo. Una vez adentro, caminé hacia mi alcoba y de golpe me desplomé en la cama con la misma ropa repugnante de todo un día de trabajo. No era cansancio físico lo que realmente experimenté aquella noche, era más bien, una especie de pesadez, un curioso deseo de mortificarme y humillarme.

Valga decir que este sentimiento depresivo le puede suceder a cualquiera, por la razón o la sin razón que sea, sin necesidad de hacer una catástrofe melodramática y cursi. Lo particular en mi caso, era que mi desgano se prolongaba y se intensificaba cada vez más. A esto hay que agregarle que no sabía a ciencia cierta el motivo. Me estaba convirtiendo en un hombre tan hermético, tan pasmosamente solo, que la esperanza ya comenzaba a desvanecerse entre mis ojos oscuros.

Pero paradójicamente, lo único que experimentaba, en medio de tanta tristeza, era tan solo una profunda sed de vivir. Hay pocas cosas que le ayudan al hombre a consolar y aligerar la vida, y quería descubrir y recapitular esas cosas afanosamente.

Así pasé dos semanas más en esta búsqueda infructuosa. Agotado de alma y flojo de piernas. Hasta que el destino, que traba o desenreda con su particular manía los acontecimientos humanos, hacía que me tropezara con vos una noche fría en un parque de esta ciudad terrible, de una forma tan extraña y tan cómica como sólo sucede en todo encuentro memorable. Y fue cruzar algunas palabras con vos para que mis ojos se tiñeran otra vez de esperanza y para sentir, por primera vez en mi vida, ese malestar en el vientre tan delicioso.

Lo que más recuerdo son esas pequeñas cosas que fuimos tejiendo y que representaban nuestro único universo propio, el cual era tan ajeno y posiblemente ridículo para los demás pero entrañable y fascinante para ambos. Porque siempre las piezas más fuertes que conforman el rompecabezas de nuestros recuerdos son en definitiva, hechos o situaciones aparentemente triviales. Los hombres en el fondo seguimos siendo brutalmente vulnerables a las cosas sencillas: unos dedos cortos y abultados, la forma particular de servir los alimentos, el breve silencio que viene luego del amor, esas líneas delgadas que labran el futuro en una mano entrañable, un largo corredor con piso de colores, una cocina con olor a zanahoria… todas estas cosas son las encargadas, en última instancia, de alimentar el dolor que produce la ausencia.

He pasado momentos maravillosos bajo el abrigo de tu cuerpo desnudo, por eso tan solo era creyente cuando llegaba la noche, por fría y melancólica que pareciera. Todo lo demás era tan irreal y tan confuso. Pero esos tiempos se han diluido tan rápido como se diluyen los buenos propósitos en el hombre. Sin embargo, queda el recuerdo feliz y el hecho de saber que tu aroma sigue clavada en mis sábanas desteñidas. Con vos supe que para aligerar la vida sólo era necesario una mujer desnuda en medio de la noche. Un poco de piel y de lágrimas que hicieran posible parir el milagro.

Bueno, dejémoslo ahí. Sé que te alegrarás con lo del jardín. Escríbeme de vez en cuando, extraño tus ya famosos ataques de melancolía.

Felices días.

Con profundo amor:

Asterion

* Publicado por pedido de Erica y John; aún a costa de mis deseos; pero a ellos, para bien y para mal, no puedo negarles nada.





15 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, yo tambié he sentido ese "malestar en el vientre tan delicioso", pero yo a diferencia tuya aún lo sigo sintiendo cuando te veo, cuando te leo, que es otra forma de tenerte al lado. Me da temor con las mujeres que puedan tener la fortuna de leerte, sé muy bien que serán admiradoras potenciales. Y yo una más, sin esperanzas. Un te quiero gigante y no me hagás esperar tanto tiempo tus líneas.

Deisy

P.D.

Estuve con Pipe y hablamos de vos un buen rato. Te manda abrazos.

Anónimo dijo...

Otra vez yo para preguntarte: ha dónde te has ido. Te espero con impaciencia que aterra.

Anónimo dijo...

Es una verdadera peripecia intentar decir lo que se espera escuchar, yo sólo intento escuchar lo que muchas veces no puedes decir. Me alegra tener acceso a este blog porque tu silencio aterra y creo tu misterioso misterio quizás se pueda descubrir en estas líneas.
T.R.A

Anónimo dijo...

Tanto tiempo rogándote que me sedieras tus escritos y vos siempre negando mis ruegos, escondiéndote en esa floja manera de hablar y en esa humildad que me parecía, a veces, tan sospechosa. Ahora que puedo tener acceso a ellos compruebo que tanto ruego valió la pena, por eso sigo rogando para que no mueran tus palabras y para tenerte como mi amigo y genio querido. Eso de ocultarse y pasar siempre desapercibido me aburre de vos. Ahora todos los que tengan la dicha de leerte comprenderán por qué te maldije cuando ponías a dormir sólo para vos tus palabras.

Y no te perdás tanto mariquita

William Montoya dijo...

Si yo te di una definición de amor, vos me diste una de sus más bellas descripciones, tan sencilla y universal como la vida misma.
A petición tuya, creo que sí, me voy a arriesgar a que conozcan mis cartas.
Muchas gracias por despertar para nosotros esta voz dormida, pero por favor, no dejes que se aletargue, no ahora que por fin la estamos conociendo.

juan dijo...

...flores para tu jardín, historias para tus labios, canciones en tus oídos, paisajes de gente querida en tus ojos. Y un abrazo desde lo invisible a lo invisible viaja para vos.

juan dijo...

HERMOSA CASA, HERMOSA FAMILIA, HERMOSO AMOR DE AMARSE CON AMOR

PALA dijo...

Andrés.
(Porque sos Andrés, ¿verdad?).
Entonces, Andrés... llevo una hora intentando rastrear tu apellido, o -lo que es igual- intentando ponerte un rostro en mi imágen mental de ese "Andrés" tan etéreo.
¡Dame un apellido, una seña!
Luego de leer tu comment en mi blog, luego de leer tu blog completo, tengo un abrazo para vos, ¡que no quisiera enviar hasta no tenerte claro!
Me emocionaste hasta la médula.
No imaginas cuánto se agradece eso.

PALA dijo...

¡Ya lo sé!
¡Eres Andrés!
¡El Lobo con el más precioso corazón de oveja!
Un abrazo, señor y amigo.
Uno y mil abrazos.

PALA dijo...

No buscré más apellidos, Andrés.
Tus palabras te describen mejor que cualquier genealogía.
Y una pequeña corrección: la puerta no ha quedado ajustadita, está abierta de par en par.
Mil abrazos para ti, sea cual sea tu apellido.

teceo dijo...

!Asterion!, en una de las versiones que conozco fue derrotado por teseo... pues ese era el nombre propio del Minotauro... que bueno saber que andas en esta dimensión.

bueno, no se si tu nick viene de ahí o de Borges, me inclino por esta especulación: "otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura?".

Más allá de mis especulaciones, es una fortuna encontrar estos tres escritos, seguro que lo demás sigue similar ritmo y aspiro a leerlo alguna vez.

Como es una suerte encontrar en tu escrito, muy a tiempo:
"Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra"
(Benedetti)

Enhorabuena por lo que dices en este escrito, no te ahorres palabras para contar esas dichas mientras puedas; de mi parte me conmovió leerte y eso procuraré cada que se pueda.

No se puede escribir de donde no hay, pero si se puede leer.

Anónimo dijo...

hola, bueno soy nuevo en estos de los blogs y he necotrado cosas buenas. lo unico que tenego que decirte es que sos brillante.Si, se que, no digo nada. Pero me conformo con escribiste
Guillermo (L) (.A.)

PALA dijo...

Sed de vivir.
¡Hablas de sed de vivir!
Se renuevan cuando paso por aquí.
Reviven. Reaparecen.
Eso bastarìa para estarte agradecido de por vida.
¿Vale un abrazo como cuota inicial de esa deuda?

teceo dijo...

Sorpresa grata saber que pasaste por mi rincon!, la verdad ni yo mismo había vuelto por allá, que bien, habrá que salir de esta desidia y volver a escribir, conectar corazones con lazos invisibles, alguna cursilería similar se nos ocurrirá

Anónimo dijo...

Vos sos un lindo. Escribis con mucho sentimiento y pasion además de buena letra. Espero que estes muy bien y muchas gracias por prepararme mi despedida.